Tras discutir un rato sobre los relevamientos de los cambios de celulares de algún familiar nuestro, notamos un patrón en común. En la mayoría de los casos, los celulares debían ser cambiados al cabo de uno o dos años debido a que dejaban de funcionar correctamente. Ya sea porque su batería dejaba de funcionar, o porque eran tan frágiles que se rompían al mínimo golpe, o porque ya no se actualizan más, los celulares parecían tener un ciclo de vida, el cual era relativamente corto. Aunque parezca que esto es debido a que tarde o temprano el celular va a dejar de funcionar, en realidad estos dispositivos cuentan con una obsolescencia programada, es decir, un momento donde nos dejarán de ser útiles a causa de una programación de fábrica. Esto es a lo último que debemos apuntar como sociedad. Todo lo que consumimos gasta en algún momento u otro alguno de los escasos recursos naturales que tiene nuestro planeta y se deben absorber sus residuos de alguna manera. Esta última idea es básicamente es lo que consideramos huella ecológica. Lo que nos hizo pensar ¿Cuánto espacio productivo necesitamos para mantener nuestro grado de consumo y cómo podría absorber el planeta todos los residuos producidos?
¿Qué es la huella ecológica? de Canva Presentations
La razón por la cual esto es vital para nuestro futuro es que, sin recursos, no podremos llevar a cabo una vida saludable. Para poder satisfacer nuestras necesidades básicas de alimentación, ocio, descanso, hidratación, entre otros, necesitamos de los recursos naturales que toman el lugar de satisfactores de estas necesidades en la mayoría de los casos.
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A veces la idea de llevar una vida más sana y menos dañina para el medio ambiente parece imposible. Sin embargo, como Nelson Mandela dijo alguna vez “todo parece imposible hasta que se hace.” Aunque esta frase pueda parecer palabras vacías, Mandela mismo es la prueba de esto. Pensar que una persona de color llegaría a la presidencia de Sudáfrica en momentos cercanos al fin del apartheid era algo útopico. Que alguien que no podía ni subirse a un colectivo con personas blancas en su infancia y que tuvo un paso por la cárcel sería presidente en ese entonces llegase a la presidencia era algo imposible. A pesar de que lo utópico sería que todas las empresas, comercios y emprendimientos fueran parte de una economía circular, esto no es tan loco como lo que logró Mandela. Y quizá el cambio en grandes empresas no ocurra, pero no hay que dejar de lado que cada uno de nosotros podemos poner nuestro granito de arena para hacer un mundo mejor. En nuestras casas podemos reciclar, reutilizar y reducir lo que consumimos. Además, para reducir la huella de carbono y apoyar a los pequeños emprendedores podemos consumir productos regionales con ideas y con propósitos más “verdes”. Así como estas acciones hay un montón más y todas aportan un poco al medio ambiente. Hay que intentarlo para poder lograrlo y hay que enseñarlo para seguir aprendiendo.
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